Te escribo para sentir que tal vez, estas leyéndome, y haciéndote cargo de mis palabras, que a lo mejor
estás sintiendo lo mismo que yo en este momento. Estoy esperando que vengas a decirme que te pasa lo mismo y que me des un abrazo de esos que te hacen muy feliz. Te quiero sentir conmigo, aunque no lo estés en este instante, que te tengo tan mío que no te soltaría nunca, pero obvio yo tenía que saber que estas allá, no se muy bien donde, pero muy lejos de todo lo que pretendo, de todo lo que sueño con vos. Imposible entenderme, porque bardos como estos, sólo a mi me pueden pasar. Otra mina, seguro hubiera resuelto todos estos miedos de una manera fácil, pero me toco ser a mi la que todo, absolutamente todo, tiene que pensarlo dos veces.

Fue un bardo de Giuli Meaurio.